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CURIOSIDADES

Sector Público y Sector Privado. Dos caras de la misma moneda

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Juan Roldán Martínez. Técnico Jurídico en el Ayuntamiento de Madrid. OA. Hacienda Tributaria. Impuestos Locales.

Como apuntaba el filósofo Arthur Schopenhauer; el cambio es la única cosa inmutable. Esta frase es mi leitmotiv. Después de acabar derecho y ciencias políticas, he trabajado como abogado, he opositado, trabajado en el sector público y en el sector privado como consultor de selección. Relatar este camino de rosas y espinas ayudará a algunos a tomar decisiones, a otros a sentirse identificados o no y a muchos a verme como un bicho raro.

 

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De Harvey Specter a chico de los recados.

Corrían los años post crisis 2011-12. Recogía mi doble titulación, reforzaba un segundo idioma y me especializaba aún más con un máster bilingüe en derecho internacional. Encima me compraba dos trajes espectaculares. No había despacho en la capital que se me resistiera. De repente me caí de la cama, eso sí los títulos seguían en sus marcos y los trajes en el armario. El mercado laboral era más árido que el Sahara en agosto, por algo se nos ha considerado como la generación cicatriz.

Comencé mi aventura como abogado en una boutique legal. Mis expectativas funcionales, salariales y de desarrollo profesional distaban mucho de ese abogado estrella de película americana que estaba en mi cabeza. A pesar de ello, aguanté más de 2 años en un puesto que sabía que no era el mío.

Aquel idealista aprendió lo siguiente:

  • La elección del primer empleo debe ser una mezcla entre vocación y coherencia.
  • El desarrollo de la capacidad comercial es una de las claves en el sector privado.
  • El manejo de conflictos tiene un valor muy importante en pequeñas organizaciones.
  • Oye a tu voz interior. No dejes el tiempo trascurrir demasiado y cambia. El fracaso solo está en tu cabeza.

 

El fin de los problemas, estabilidad y calidad de vida.

Tras la experiencia frustrada en el despacho de abogados, que asumí como un auténtico fracaso, abrí una nueva ventana, no era otra que las benditas oposiciones. Como opina el 76% de españoles, es la única vía para conseguir estabilidad laboral.

Una vez tomada la decisión tocaba elegir, qué oposición preparar. Un auténtico rompecabezas. A qué nivel territorial, la categoría del puesto o el formato del proceso selectivo. Sin duda, una profesión de éxito podría ser consultor de selección de oposiciones. En mi caso, opté por Administrador Civil del Estado (TAC), una oposición para un Cuerpo Superior (A1), enfocado al desempeño de funciones directivas, gerenciales y de asesoramiento de la Administración General del Estado.

La oposición es un periodo de retiro, de auto exigencia máxima, capacidad de sufrimiento e incomprensión. Debes tener presente que el resultado perseguido no depende únicamente de tu esfuerzo sino en un alto porcentaje de factores externos, incluso de esa maldita palabra llamada suerte. Además, la preparación sin superación no se valora lo suficiente a nivel curricular.

  • Dedica el tiempo suficiente para analizar distintas opciones, preparadores, academias, experiencias de otros opositores, etc.
  • Solo elije este camino si realmente lo tienes claro.
  • Da mucha importancia a las oposiciones con bolsa de empleo.
  • Desarrollar una alta tolerancia a la frustración.

 

Saber lo que no quiero es saber lo que quiero

No superé el proceso selectivo para TAC. Sin embargo, por esos avatares de la vida que algunos llaman casualidad, me llamaron de una bolsa de empleo público. El puesto, hacienda local. El puesto en principio no me llamaba especialmente la atención, pero era la oportunidad perfecta para saber si olvidarme de la oposición y pasar página definitivamente o no.

El sector público, en mi caso la Agencia Tributaria, demanda un carácter metódico. El derecho administrativo y tributario obliga a adaptarse a un entorno legislativo en continuo cambio. Con una limitada exposición al ciudadano y una sensación de escasa contribución al cambio de la sociedad. Por otra parte, si he notado positivamente que el sector público se está adaptando a las nuevas tecnologías, aplicando la evaluación al desempeño en los empleados públicos, la transparencia y la simplificación de procedimientos de cara al ciudadano.

    Mis conclusiones en cuanto al sector público son las siguientes:

  • Preocupación por la calidad de los procesos.
  • Hasta el perfil más dinámico y disruptivo acaba siendo engullido por la dinámica parsimoniosa administrativa.
  • Deben proponerse nuevos sistemas de acceso a la mayoría del empleo público.
  • Se deben acortar determinados procesos y crear bolsas de empleo en la mayoría de ellos.

 

Lo inesperado que te cautiva

Al terminar mi contrato de interinidad, lejos de sentirme fracasado, me sentí un triunfador. Supe ver cuando era el momento para abandonar el sector público. Sacando lecturas muy positivas de mis largas jornadas de estudio y la práctica dentro de la administración.

Nuevos canales se abrían hacia el reencuentro con el sector privado. Debía definir mi marca personal, crear un perfil coherente en Linkedin, hacer publicaciones periódicas, realizar un CV bien estructurado y un history telling.  En más de 3 años estudiando y otros 3 trabajando en el sector público no había visto ni un solo concepto de este tipo.

El uso de estas herramientas proactivamente y la motivación por el cambio me provocaba gran optimismo que favoreció el encuentro con algo inesperado, la consultoría de selección. Un puesto que poseía todos los ingredientes que buscaba. Contaba con una vertiente comercial, una rama de identificación de talento y encima en el sector legal y financiero. Fue amor a primera vista. Había encontrado mi vocación.

A diferencia con el sector público, encontré un verdadero trabajo en equipo, coordinado, que busca alcanzar los objetivos individuales y colectivos marcados. En aras de satisfacer las necesidades del cliente. Por ello, se requieren perfiles que tengan altas dotes comunicativas y de expresión.

Las principales habilidades que se demandan para ser un buen consultor de selección serían,

  • Adaptación al cambio. Enfrentarse a diferentes posiciones, profesiones y procesos en un entorno cambiante.
  • Capacidad planificación estratégica, orientación a resultados y autonomía. Eres el dueño y responsable de tu propia cuenta de resultados.
  • Empatía. El centro de tu universo profesional son las personas.

La clave en todo este viaje reside en la curiosidad. Oportunamente descrita por la RAE como la emoción positiva vinculada al impulso de conocer o averiguar cosas novedosas y resolver interrogantes.

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