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HABILIDADES & MANAGEMENT

Inteligencia Emocional para Abogados

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Para Daniel Goleman, psicólogo, periodista y escritor, la inteligencia emocional es el aspecto que diferencia a los buenos profesionales de los verdaderos líderes. Partiendo de esta idea, los mejores abogados no son aquellos que mejor conocen el Derecho o que son más técnicos, sino aquellos que, además de conocer el Derecho y de ser técnicos, son emocionalmente inteligentes.

Para Peter Salovey y John Mayer, los impulsores del concepto de inteligencia emocional, se trata de una forma de inteligencia social que consiste en controlar los sentimientos y emociones propios y ajenos, empleando esa información para guiar nuestro pensamiento y mejorar la capacidad de adoptar decisiones óptimas.

Más allá del estudio y análisis del Derecho, que es lo que básicamente se imparte en las Facultades de Derecho, presentan una gran relevancia las llamadas habilidades sociales, emocionales o interpersonales (soft skills), entre las que se encuentra la inteligencia emocional, junto a la gestión y el liderazgo.

El ejercicio de la abogacía expone a los Abogados a numerosas emociones cada día: pensemos en el estrés de cumplir escrupulosamente con cada uno de los plazos; en las reformas legislativas que nos exigen de repente estudiar de nuevo una materia porque la nueva legislación nada tiene que ver con la actual; la empatía que inevitablemente aflora en algunos asuntos en los que están en juego intereses sensibles o en los que, por ejemplo, nuestro cliente ha sufrido un fuerte desgaste personal por la situación vivida.

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Cómo gestionamos y controlamos esas emociones es la clave para determinar si somos Abogados emocionalmente inteligentes o no y si sabemos utilizar dichas emociones como un instrumento de diferenciación y liderazgo y no como un obstáculo en nuestra profesión.

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL APLICADA AL NEGOCIO JURÍDICO

La inteligencia emocional aplicada al negocio jurídico conlleva importantes beneficios en distintas esferas el mismo: para el Abogado en sí mismo; para la toma de decisiones; para la relación con los demás.

  • La inteligencia emocional aplicada al Abogado supondría el poder de reconocer nuestras virtudes y nuestros defectos, mejorando la calidad de los servicios prestados y teniendo reacciones producto de la reflexión en lugar de impulsos irracionales, lo que es especialmente importante si tenemos en cuenta que, en no pocas ocasiones, los Abogados debemos enfrentarnos a situaciones injustas.
  • La inteligencia emocional aplicada a la toma de decisiones nos permite, como Abogados, analizar los problemas legales de los clientes de una forma más objetiva y esto lleva, inevitablemente, a adoptar soluciones más creativas y que se adaptan mejor a las necesidades del cliente porque no tomamos esa decisión desde el ámbito personal o pasional, sino desde la lógica y la objetividad. La consecuencia inmediata es una mayor satisfacción de nuestro cliente al haber alcanzado o superado sus expectativas.
  • La inteligencia emocional aplicada a las relaciones con los demás supone la capacidad de labrar relaciones duraderas y satisfactorias con clientes, compañeros, funcionarios judiciales, etc. Esto automáticamente aumenta las posibilidades de éxito en cuanto al resultado pretendido, no ya de cara al asunto concreto que estamos tratando, sino en vistas a un futuro.

Incluso, supone ventajas en las relaciones entre el jefe o responsable y el resto de miembros de un despacho de abogados cuando ese jefe o responsable es emocionalmente inteligente, ya que va a incrementar la habilidad de todos los miembros del equipo para alcanzar el éxito personal y con él, el éxito profesional. Además, los miembros del equipo no concebirán al jefe o al responsable como tal, sino que se sentirán de igual a igual, lo que facilita la comunicación y el trabajo.

PERFIL IDEAL DEL ABOGADO CON UN ALTO NIVEL DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

Pese a la tradicional creencia de que solo importaba el caso y no el cliente, se impone la relevancia de la inteligencia emocional para los Abogados en su quehacer diario. Nadie puede negar que la profesión del Abogado se caracteriza por las relaciones interpersonales constantes, tanto con clientes, como con compañeros y demás operadores jurídicos (Procuradores, funcionarios judiciales, Jueces y Magistrados, Fiscales…).

Esta evidencia de relación interpersonal hace que el Abogado desarrolle las habilidades necesarias para desenvolverse con eficacia en el desempeño de su trabajo, porque repercute en las funciones intelectuales y en la toma de decisiones óptimas.

Según afirman los expertos, el perfil ideal del Abogado con un alto nivel de inteligencia emocional es el siguiente:

  • Identifica los valores y las necesidades de los clientes y responde a los mismos de manera adecuada.
  • Es consciente y sabe manejar no solo las emociones y los sentimientos propios, sino también los de los demás.
  • Es capaz de mantener una escucha activa y de aplicar el feedback.
  • Adopta decisiones más seguras y fiables.
  • Sabe transmitir decisiones impopulares a sus clientes o a sus compañeros de equipo de trabajo y gestiona adecuadamente la respuesta a dichas decisiones.
  • Motiva a sus compañeros y/o empleados, aumentando su eficiencia en el trabajo.
  • Es un excelente trabajador en equipo, ya que sabe cómo gestionar las emociones internas y externas del mismo.

BENEFICIOS DEL FOMENTO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS DESPACHOS DE ABOGADOS

El impulso de la inteligencia emocional en los bufetes puede reportar importantes beneficios tanto para el propio despacho como para los integrantes del mismo. Entre ellos, se pueden mencionar los siguientes:

  • Aumenta la lealtad de los clientes, consolidándose fuertes relaciones entre éstos y el despacho.
  • Favorece el desarrollo de líderes dentro de la firma, lo que potencia un clima de trabajo positivo y se visualiza en la calidad del trabajo realizado.
  • Las soluciones adoptadas por los equipos de trabajo son más creativas y originales, ya que existe una mayor participación y colaboración entre los miembros de los mismos.
  • El despacho obtiene mejores resultados y, en consecuencia, consigue objetivos.

Como bien decimos, la inteligencia emocional puede fomentarse, y si puede fomentarse, es que puede aprenderse y entrenarse. De hecho, existen técnicas de enseñanza de inteligencia emocional que han ofrecido resultados muy gratificantes, como el coaching, la realización de cursos y seminarios, etc.

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