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ENTREVISTAS

“No hay cliente grande o pequeño. Asesoramos a producciones americanas de muchísimo calado y a plataformas independientes”: Mabel Klimt

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Mabel Klimt es Socia directora de ELZABURU, donde ejerce como abogada especializada en el área de audiovisual, media & entertainment. Mabel es además actualmente diputada de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid y cuenta con otras experiencias en posiciones de liderazgo en entidades como DENAE o FAPAE.

Klimt compagina su labor como abogada con la docencia en programas como el Máster en Propiedad Intelectual de la Universidad Pontificia Comillas.

 

  • ¿Cómo es el día a día de una abogada especializada en el área de audiovisual, media & entertainment? ¿Qué tipo de asuntos atiende?

Desde la perspectiva del área de especialización nuestro trabajo es bastante particular, porque no somos un abogado al uso, nuestra disciplina se parece bastante a lo que uno podría esperar de un abogado americano, un abogado internacional, por el tipo de trabajo que hacemos.

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Por un lado, hay consultas de tipo legal sobre propiedad intelectual, derechos de autor, pero luego nuestra actividad de asesoramiento es bastante más amplia. Sobre todo, hay una faceta bastante novedosa, que son los aspectos de business affairs o del propio negocio. Por la especialidad tan grande que tiene nuestra actividad, el cliente espera de nosotros no solo que conozcamos la ley, sino que conozcamos las reglas del mercado, como están trabajando los operadores, o como consideramos que la financiación de un proyecto debe tener sentido. Interactuamos con profesionales de otras disciplinas externos o de la propia compañía ayudando un poco a debatir sobre lo que en cada momento el cliente necesite. Nuestro servicio es bastante global en ese sentido.

 

  • ¿Podría compartir con nosotros algún procedimiento o caso de éxito que le haya marcado o recuerde especialmente de los últimos años?

Normalmente los clientes que te marcan son los que te encargan asuntos más complicados de gestionar, y al final los recuerdas especialmente por eso, porque consigues sacar adelante algo que venía un poco “condenado” o ya en su ultima etapa.

Recuerdo con cariño algún cliente, que llegó con una situación personal muy delicada, ya que había generado toda la producción una situación muy tensionante y le ayudamos a solucionar todo ese problema. Estas situaciones resultan muy gratificantes, por esa faceta del abogado de servicio a la sociedad que hace que te sientas sinceramente útil.

Respecto a clientes más recientes, nosotros asesoramos a producciones americanas de muchísimo calado que vienen a rodar a España. Hacemos originals para prácticamente todas las plataformas, y luego plataformas de tipo independiente o más pequeñas, incluso asesoramos a cortometrajistas, o pequeñas obras de teatro. No hay cliente grande o pequeño, intentamos adaptarnos en cada momento a las necesidades de cada uno.

 

  • ¿Qué consejo le daría a los estudiantes de derecho o jóvenes abogados interesados en especializarse en propiedad intelectual y derecho audiovisual?

Fundamental en nuestro sector es dominar el inglés hasta el punto de poder hacer chistes con él. Nuestro trabajo tiene un porcentaje alto de idioma inglés, cuando empiezan a aparecer elementos de financiación elevada siempre aparecen componentes internacionales. Las coproducciones son una herramienta muy habitual y el inglés es el idioma universal, más siendo Estados Unidos tan fuerte desde la perspectiva audiovisual.

Asimismo, incluso las propias reglas de funcionamiento del sector, cuando trabajas para una plataforma, lo que estás aplicando estrictamente es derecho americano.

Mi equipo, por ejemplo, ni una sola de las personas no tiene un nivel de inglés alto, porque si no, no puede dar un servicio completo.

Y como segundo consejo, sería la curiosidad. Es fundamental explorar, intentar conocer no solo la parte estrictamente jurídica, lo que dicen las leyes, sino exponerse a experiencias audiovisuales, conocer el sector. El cliente también espera de ti un mínimo conocimiento y cultura general. Yo, por ejemplo, tengo el grandísimo privilegio de ser académica de cine.

Nos esforzamos en ver películas o entender cuando ellos hablan de cómo está el mercado. No tienes que ser un experto crítico audiovisual, pero una idea de lo que te están planteando tanto técnica como artísticamente sí que deberías tener.

 

  • Como Socia Directora en Elzaburu, diputada de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid u otras experiencias en posiciones de liderazgo en DENAE o FAPAE ¿Qué factores o cualidades considera que le ha hecho llegar hasta su posición actual?

En nuestro sector es verdad que cuando prestas el asesoramiento y el cliente te hace una pregunta, no te puedes quedar en un “sí” o un “no”, hay que aspirar a ayudarle sinceramente, y empujar las cuestiones hasta sus últimas consecuencias. La proactividad quizás sería la palabra, y desde luego muchísimo trabajo.

Sin duda el trabajo duro compensa, y si al final se gratifica con alguna de estas responsabilidades que los compañeros se equivoquen y te nombran.

 

  • Respecto a su posición de liderazgo en Elzaburu ¿Cuáles son los grandes retos en líneas generales a los que se enfrentan los despachos actualmente?

Desde nuestra perspectiva yo diría dos cuestiones: primero la transformación digital; desde luego con el mundo tal como está de automatización de procesos, inteligencia artificial, esta parte va a afectar directamente a nuestros modelos de negocio como despachos y tenemos que estar a la altura y medir bien y saber transformarnos.

El segundo pilar o reto también es la lucha por el talento, porque en este momento, los jóvenes, en mi opinión, tienen unos valores diferentes en cuanto a conciliación de vida personal y laboral, de intereses diferentes que los que serían los que estuvieron antes que nosotros.

La generación que hoy lideramos, debemos entender que lo que hacía nuestra generación anterior era exagerado, pero también quizás nos estamos pasando de frenada a lo que se pide actualmente. Habrá que encontrar un balance en respetar esas prioridades, fomentar políticas de teletrabajo, formación continua con una sostenibilidad en el modelo de firma, debemos explorar juntos para encontrar ese nuevo modelo.

 

  • Como profesional con experiencia docente en el área de propiedad intelectual, en programas como el Máster en Propiedad Intelectual de la Universidad Pontificia Comillas ¿Qué reflexión le merece la formación actual en derecho y los esfuerzos de innovación que están realizando algunas escuelas como el Centro de Innovación del Derecho CID-ICADE de la Universidad Pontificia Comillas? ¿cuál cree que es el futuro de la formación en derecho?  

Cualquier esfuerzo en materia de innovación, como el trabajo que se está haciendo el Centro de Innovación de ICADE me parece fantástico y es tremendamente necesario porque en ocasiones, el profesional lleva un tiempo hasta que se adapta a las dinámicas de trabajo.

Con respecto al futuro, creo que la formación debe ser más transnacional, que los profesionales puedan ejercer la profesión en más de una jurisdicción, porque lo vamos a necesitar.

Quizás deba existir de manera estructurada o reglada de formación continua. Que obligues a los profesionales necesariamente a formarse o revalidar de alguna manera sus estudios a lo largo del tiempo. Actualmente cambia todo tanto y tan deprisa que tienes que estar seguro de que los que ejercen la profesión tienen las herramientas para prestar un servicio a la altura de lo que se necesita. Y esto quizás pueda implicar que el periodo inicial de formación pueda reducirse, porque igual la formación va a ser revalidada. No lo sé, pero hay que pensarlo de otra manera.

Y finalmente desde el punto de vista de la tecnología, habrá que dotar a los estudiantes además de más herramientas para que se manejen realmente bien en todo lo que viene a consecuencia de la Inteligencia Artificial. Es importante no sentirlo como el enemigo, sino que sirva de verdad para vitaminar a la persona o al profesional que se está formando.

 

  • ¿Cuál es su visión sobre la evolución del marco legal en lo que respecta a derechos de autor y derecho del entretenimiento? ¿Cómo cree que afectarán las nuevas tendencias como la Inteligencia Artificial a este sector audiovisual y los abogados que asesoren? ¿Y cómo afectará la IA al sector legal en general?

La Inteligencia Artificial (IA) y los derechos de propiedad intelectual va a llegar un momento en donde van a tener que entenderse. Muy probablemente el futuro de la Inteligencia Artificial pase por crear una exención legal que activaría que las entidades de gestión pudieran recaudar dinero a cuenta de derechos de autor de quienes posean herramientas de IA y exploten derechos de autor. Esto evitaría que cada uno vaya con su propio derecho a luchar una batalla difícil de lidiar contra grandes gigantes. Esto podría ser una solución que repartiría a las partes interesadas de una forma razonable y permitiría la sostenibilidad del sistema. Si solo permitimos que la IA se alimente de algo y la canibalice vamos a tener contenidos cada vez más similares, sin originalidad.

La Inteligencia Artificial hay que alimentarla por contenidos y estos contenidos normalmente están protegidos por derechos de autor, entonces este balance puede tener sentido. Es importante incorporar nuevas formas de explotación, intentando no ser catastrofista y ponerse posibilista, ya que son herramientas plagadas de posibilidades.

En cuanto al sector audiovisual la irrupción de la IA es muy sustancial, prueba de eso es que ya hubo huelga de actores americanos pidiendo que se regulara todo eso. Y ahora, hay una tendencia de limitar el uso de los contenidos protegidos tratando de bloquear estas modalidades. Es un debate que, en algún momento, tendremos que encontrar una manera de abordar, como ocurrió cuando apareció Spotify con su modelo totalmente revolucionario. El sector en ese sentido está muy acostumbrado a reinventarse. Te diría que cada 3 o 4 años aparece un producto o actor nuevo.

Con respecto al sector legal, creo que vamos a sufrir una gran transformación por parte de la Inteligencia Artificial, lo cual generará una necesidad de ocuparnos. Por ejemplo, desde el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid tenemos colegiados de todas las edades, debemos tratar de garantizar que la irrupción de estos mecanismos siga permitiendo que todos los que quieran ejercer la profesión puedan hacerlo en unas ciertas reglas. Esto es un desafío en si mismo, no excluir a nadie de la práctica profesional. Y luego podría pasar que hubiera distintas velocidades de profesionales si tienen herramientas de este tipo o no las tienen.

Probablemente las carreras profesionales también se modifiquen, por ahí la universidad también tiene que venir a suplir esto quizás. Los periodos de crecimiento de la carrera profesional se van a ir acortando, lo que puede implicar expulsar a socios de su posición antes que lo que ahora puede ser.

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