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ENTREVISTAS

“La IA va a incrementar las necesidades de asesoramiento jurídico especializado”: Carlos Pérez

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Carlos Pérez Sanz es actualmente Socio responsable del área de Tech & Data de Fieldfisher en España. Carlos cuenta con una trayectoria destacada como socio en el área de derecho tecnológico en firmas como Ecija o PWC, habiendo participado en la elaboración de leyes como La Ley de Protección legal del Software, LOPD, Ley de Servicios de la Sociedad de la Información

Pérez compagina su labor profesional con la actividad docente en escuelas de primer nivel como Esade Law School, donde es profesor en el Máster en Abogacía con especialización en Nuevas Tecnologías y Propiedad Intelectual

 

  • ¿Cómo recuerda sus inicios profesionales?  ¿Por qué se decantó por esta especialidad en un momento en el que no estaba tan “de moda”?

Cuando yo hice la carrera no había ningún tipo de contenido sobre Derecho de Tecnología, ni tan siquiera en cursos o masters de postgrado; así que, cuando estaba en la facultad, si alguien me hubiera dicho que me dedicaría a esta especialidad, le habría respondido que se si se había excedido con la bebida.

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Tuve la suerte de encontrar, en el año 1992, la oportunidad de trabajar en el primer despacho de España que se había especializado en esta práctica, incluso antes de que existiese Internet; y ahí descubrí mi vocación profesional, pues en aquellas fechas sí que era una auténtica especialidad de futuro, a la que prácticamente nadie se dedicaba de forma especializada en España.

Con el tiempo, es evidente que esta práctica ha ido convirtiéndose en una de las ramas principales de la abogacía. Hay una anécdota que lo explica muy bien: una de las primeras leyes que leí al iniciarme en esta especialidad fue la primera ley de protección de datos que hubo en España, la antigua LORTAD; al acabar la lectura pensé no sólo que era un auténtico tostón, sino que tendría poca aplicación práctica. Y así fue hasta el año 1999, y desde entonces, la normativa de privacidad se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la actual sociedad digitalizada e hiperconectada en la que vivimos.

 

  • Ha sido socio responsable del área de derecho tecnológico en firmas tan relevantes como PWC, Ecija o actualmente en Fieldfisher ¿Qué cree que le ha distinguido de otros para alcanzar estas posiciones?

Creo que ser de los primeros en España en especializarme en esta práctica me ha proporcionado una gran ventaja, la experiencia siempre es un grado. Eso me ha permitido participar en muchas cosas muy interesantes y de gran utilidad para mi práctica profesional: participar en proyectos legislativos, en acciones de representación institucional en defensa de intereses de clientes, impartir formación a varias generaciones de nuevos abogados, acceder a la gestión de proyectos de asesoramiento relevantes.

La otra ventaja ha sido el dominio de los idiomas, sobre todo del inglés. Nunca se insiste lo suficiente en esta necesidad básica, y que ahora es fundamental: son muy pocos los proyectos relevantes en esta especialidad del derecho que, a fecha de hoy, no tengan un fuerte componente internacional.

 

  • ¿Qué consejo le daría a un estudiante de derecho que se está iniciando en la profesión y se plantea especializarse en derecho tecnológico?

Aparte de que se asegure de hablar buen inglés y, a ser posible, algún otro idioma, le aconsejo tres cosas:

Asegurarse un buen conocimiento del sustrato tecnológico de esta especialidad, es imprescindible hablar el mismo idioma que los especialistas en tecnologías con los que hay que lidiar. Hay buenos cursos disponibles, incluso vale la pena completar la titulación jurídica con titulación en auditoría de sistemas de información;

Que aprendan a programar, que sepan desarrollar código, o al menos de entender codificación. Buena parte de nuestro asesoramiento pasará a consistir en revisar, no sólo documentación jurídica tradicional, sino también si desarrollos hechos en código son correctos desde un punto de vista jurídico; y

Que profundicen al máximo los conocimientos legales y jurisprudenciales de nuestra especialidad (aunque este es un consejo que aplica a cualquier rama del derecho). La IA Generativa va a incrementar la necesidad de validación de los contenidos jurídicos que genera, por lo que hay que ser capaz de detectar cuándo ha generado contenidos jurídicamente correctos, y cuándo ha generado contenidos que no se corresponden con la auténtica realidad legal y jurisprudencial.

 

  • ¿Podría compartir algún caso de éxito que recuerde especialmente en su trayectoria?

Afortunadamente, después de más de tres décadas dedicado a esta especialidad, he tenido la suerte de disfrutar de bastantes casos de éxito (y obviamente también algún que otro fracaso…). Destacaré sólo un éxito: ser de forma ininterrumpida, durante estos 32 años, abogado de BSA – The Software Alliance, la principal asociación mundial de fabricantes de software empresarial, y haber convertido a su programa de acciones legales en España en uno de sus principales campos de actuación a nivel mundial.

 

  • Con una vasta experiencia en derecho de las nuevas tecnologías ¿cuál es su perspectiva sobre las tendencias globales en esta área? ¿Cómo cree que va a impactar la Inteligencia Artificial a la abogacía? ¿Y a los abogados especializados en la regulación de la IA?

Es evidente que la siguiente tendencia es la expansión de las soluciones de IA en todos los ámbitos de la actividad, tanto pública como privada. Y probablemente sea el último cambio de paradigma que me toque vivir en mi carrera profesional, después de haber vivido en primera línea un sinfín de cambios sustanciales de entorno tecnológico: empecé con la popularización de la informática personal, luego siguió la llegada de internet, luego el boom de las puntocom, luego la caída de las puntocom, luego la llegada del Internet 2.0 y las redes sociales con su componente de ad-tech, luego el boom de los datos y el big data, luego la llegada de blockchain, ahora el boom de la IA…

Respecto al impacto de la IA en la profesión de la abogacía, me remito a mi respuesta anterior y de la necesidad de profundizar los conocimientos jurídicos de la especialidad a la que cada abogado se dedique para sobrevivir a la ola de la IA generativa. Y en cuanto al impacto de la IA en nuestra especialidad de Derecho de Tecnología, va a incrementar las necesidades de asesoramiento jurídico especializado y con experiencia demostrada en este ámbito, como en cada uno de los cambios de entorno tecnológico que nuestra sociedad ha ido experimentando durante los últimos 30 años y que he citado antes.

 

  • Ha participado en las iniciativas legislativas de elaboración de leyes como La Ley de Protección legal del Software, LOPD, Ley de Servicios de la Sociedad de la Información ¿Cuál es el papel de un abogado en este tipo de iniciativas? ¿Cuál es el proceso de participación? ¿Qué aporta al proceso de creación de una ley?

Todo depende de si la participación es en defensa de los intereses de un cliente en particular, a de si la participación es por invitación como experto en la materia. En el segundo casi hay mayor libertad de actuación, al no tener que ceñir las propuestas legislativas a la consecución de unos objetivos concretos. Ahora bien, el primer caso permite ganar experiencia en un aspecto fundamental, pues es necesario conocer de forma detallada los procesos de negociación parlamentaria para la consecución de los objetivos perseguidos en defensa de los intereses del cliente al cual se esté representando.

 

  • Como profesional con una amplia trayectoria en la formación, en programas como el Máster en Nuevas Tecnologías y Propiedad Intelectual de Esade Law School ¿Cuál es su visión sobre la formación jurídica en nuevas tecnologías? ¿Cumple esta con las expectativas de las firmas? ¿Cuál cree que será el futuro de la formación en derecho?

Hasta donde yo sé, el currículo normal de la carrera de Derecho sigue sin incluir ningún contenido sobre Derecho de Tecnología, salvo como asignatura opcional (al menos es lo que me siguen responden, siempre que les pregunto, los alumnos de los cursos de posgrado en los que tengo la suerte de participar). Y eso me sigue pareciendo incomprensible, dada la relevancia cada vez mayor de las tecnologías de la información en nuestra realidad diaria.

Y, desde luego, la formación en Derecho no sólo debería adaptarse a esta realidad, sino también al impacto de la IA Generativa en la práctica de nuestra profesión. La IA Generativa y que será de gran ayuda en automatizar procesos reiterativos, tanto de generación de contenidos jurídicos como de tramitación de procedimientos sencillos y repetitivos; pero la formación en Derecho, como cualquier otro ámbito formativo, debería reorientarse a aceptar la realidad de la existencia de una tecnología que permite generar contenidos con mucha más eficacia, pero con mayor necesidad de validación en cuanto a su calidad y corrección.

Carlos Pérez Sanz es actualmente Socio responsable del área de Tech & Data de Fieldfisher en España. Carlos cuenta con una trayectoria destacada como socio en el área de derecho tecnológico en firmas como Ecija o PWC, habiendo participado en la elaboración de leyes como La Ley de Protección legal del Software, LOPD, Ley de Servicios de la Sociedad de la Información

Pérez compagina su labor profesional con la actividad docente en escuelas de primer nivel como Esade Law School, donde es profesor en el Máster en Abogacía con especialización en Nuevas Tecnologías y Propiedad Intelectual

 

  • ¿Cómo recuerda sus inicios profesionales?  ¿Por qué se decantó por esta especialidad en un momento en el que no estaba tan “de moda”?

Cuando yo hice la carrera no había ningún tipo de contenido sobre Derecho de Tecnología, ni tan siquiera en cursos o masters de postgrado; así que, cuando estaba en la facultad, si alguien me hubiera dicho que me dedicaría a esta especialidad, le habría respondido que se si se había excedido con la bebida.

Tuve la suerte de encontrar, en el año 1992, la oportunidad de trabajar en el primer despacho de España que se había especializado en esta práctica, incluso antes de que existiese Internet; y ahí descubrí mi vocación profesional, pues en aquellas fechas sí que era una auténtica especialidad de futuro, a la que prácticamente nadie se dedicaba de forma especializada en España.

Con el tiempo, es evidente que esta práctica ha ido convirtiéndose en una de las ramas principales de la abogacía. Hay una anécdota que lo explica muy bien: una de las primeras leyes que leí al iniciarme en esta especialidad fue la primera ley de protección de datos que hubo en España, la antigua LORTAD; al acabar la lectura pensé no sólo que era un auténtico tostón, sino que tendría poca aplicación práctica. Y así fue hasta el año 1999, y desde entonces, la normativa de privacidad se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la actual sociedad digitalizada e hiperconectada en la que vivimos.

 

  • Ha sido socio responsable del área de derecho tecnológico en firmas tan relevantes como PWC, Ecija o actualmente en Fieldfisher ¿Qué cree que le ha distinguido de otros para alcanzar estas posiciones?

Creo que ser de los primeros en España en especializarme en esta práctica me ha proporcionado una gran ventaja, la experiencia siempre es un grado. Eso me ha permitido participar en muchas cosas muy interesantes y de gran utilidad para mi práctica profesional: participar en proyectos legislativos, en acciones de representación institucional en defensa de intereses de clientes, impartir formación a varias generaciones de nuevos abogados, acceder a la gestión de proyectos de asesoramiento relevantes.

La otra ventaja ha sido el dominio de los idiomas, sobre todo del inglés. Nunca se insiste lo suficiente en esta necesidad básica, y que ahora es fundamental: son muy pocos los proyectos relevantes en esta especialidad del derecho que, a fecha de hoy, no tengan un fuerte componente internacional.

 

  • ¿Qué consejo le daría a un estudiante de derecho que se está iniciando en la profesión y se plantea especializarse en derecho tecnológico?

Aparte de que se asegure de hablar buen inglés y, a ser posible, algún otro idioma, le aconsejo tres cosas:

Asegurarse un buen conocimiento del sustrato tecnológico de esta especialidad, es imprescindible hablar el mismo idioma que los especialistas en tecnologías con los que hay que lidiar. Hay buenos cursos disponibles, incluso vale la pena completar la titulación jurídica con titulación en auditoría de sistemas de información;

Que aprendan a programar, que sepan desarrollar código, o al menos de entender codificación. Buena parte de nuestro asesoramiento pasará a consistir en revisar, no sólo documentación jurídica tradicional, sino también si desarrollos hechos en código son correctos desde un punto de vista jurídico; y

Que profundicen al máximo los conocimientos legales y jurisprudenciales de nuestra especialidad (aunque este es un consejo que aplica a cualquier rama del derecho). La IA Generativa va a incrementar la necesidad de validación de los contenidos jurídicos que genera, por lo que hay que ser capaz de detectar cuándo ha generado contenidos jurídicamente correctos, y cuándo ha generado contenidos que no se corresponden con la auténtica realidad legal y jurisprudencial.

 

  • ¿Podría compartir algún caso de éxito que recuerde especialmente en su trayectoria?

Afortunadamente, después de más de tres décadas dedicado a esta especialidad, he tenido la suerte de disfrutar de bastantes casos de éxito (y obviamente también algún que otro fracaso…). Destacaré sólo un éxito: ser de forma ininterrumpida, durante estos 32 años, abogado de BSA – The Software Alliance, la principal asociación mundial de fabricantes de software empresarial, y haber convertido a su programa de acciones legales en España en uno de sus principales campos de actuación a nivel mundial.

 

  • Con una vasta experiencia en derecho de las nuevas tecnologías ¿Cuál es su perspectiva sobre las tendencias globales en esta área? ¿Cómo cree que va a impactar la Inteligencia Artificial a la abogacía? ¿Y a los abogados especializados en la regulación de la IA?

Es evidente que la siguiente tendencia es la expansión de las soluciones de IA en todos los ámbitos de la actividad, tanto pública como privada. Y probablemente sea el último cambio de paradigma que me toque vivir en mi carrera profesional, después de haber vivido en primera línea un sinfín de cambios sustanciales de entorno tecnológico: empecé con la popularización de la informática personal, luego siguió la llegada de internet, luego el boom de las puntocom, luego la caída de las puntocom, luego la llegada del Internet 2.0 y las redes sociales con su componente de ad-tech, luego el boom de los datos y el big data, luego la llegada de blockchain, ahora el boom de la IA.

Respecto al impacto de la IA en la profesión de la abogacía, me remito a mi respuesta anterior y de la necesidad de profundizar los conocimientos jurídicos de la especialidad a la que cada abogado se dedique para sobrevivir a la ola de la IA generativa. Y en cuanto al impacto de la IA en nuestra especialidad de Derecho de Tecnología, va a incrementar las necesidades de asesoramiento jurídico especializado y con experiencia demostrada en este ámbito, como en cada uno de los cambios de entorno tecnológico que nuestra sociedad ha ido experimentando durante los últimos 30 años y que he citado antes.

 

  • Ha participado en las iniciativas legislativas de elaboración de leyes como La Ley de Protección legal del Software, LOPD, Ley de Servicios de la Sociedad de la Información ¿Cuál es el papel de un abogado en este tipo de iniciativas? ¿Cuál es el proceso de participación? ¿Qué aporta al proceso de creación de una ley?

Todo depende de si la participación es en defensa de los intereses de un cliente en particular, a de si la participación es por invitación como experto en la materia. En el segundo casi hay mayor libertad de actuación, al no tener que ceñir las propuestas legislativas a la consecución de unos objetivos concretos. Ahora bien, el primer caso permite ganar experiencia en un aspecto fundamental, pues es necesario conocer de forma detallada los procesos de negociación parlamentaria para la consecución de los objetivos perseguidos en defensa de los intereses del cliente al cual se esté representando.

 

  • Como profesional con una amplia trayectoria en la formación, en programas como el Máster en Nuevas Tecnologías y Propiedad Intelectual de Esade Law School ¿Cuál es su visión sobre la formación jurídica en nuevas tecnologías? ¿Cumple esta con las expectativas de las firmas? ¿Cuál cree que será el futuro de la formación en derecho?

Hasta donde yo sé, el currículo normal de la carrera de Derecho sigue sin incluir ningún contenido sobre Derecho de Tecnología, salvo como asignatura opcional (al menos es lo que me siguen responden, siempre que les pregunto, los alumnos de los cursos de posgrado en los que tengo la suerte de participar). Y eso me sigue pareciendo incomprensible, dada la relevancia cada vez mayor de las tecnologías de la información en nuestra realidad diaria.

Y, desde luego, la formación en Derecho no sólo debería adaptarse a esta realidad, sino también al impacto de la IA Generativa en la práctica de nuestra profesión. La IA Generativa y que será de gran ayuda en automatizar procesos reiterativos, tanto de generación de contenidos jurídicos como de tramitación de procedimientos sencillos y repetitivos; pero la formación en Derecho, como cualquier otro ámbito formativo, debería reorientarse a aceptar la realidad de la existencia de una tecnología que permite generar contenidos con mucha más eficacia, pero con mayor necesidad de validación en cuanto a su calidad y corrección.

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