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CURIOSIDADES

El papel de la comunicación efectiva en la práctica del derecho: Consejos para abogados y juristas

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Publicado

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Laura Ginzo Montalvo. Legal Trainee en el departamento de Derecho de la Competencia en Squire Patton Boggs.

Una de las características de todo abogado es su elocuencia. En vez de besar la piedra de Blarney, los abogados y juristas nos conformamos con aprender esta virtud durante la carrera profesional. Aunque aparentemente nos entendemos entre nosotros – aun utilizando latinazos –, olvidamos que nos dirigimos a una sociedad que va más allá del derecho.

La comunicación puede dividirse en tres partes relacionadas: el lenguaje verbal; el lenguaje no verbal; y la escucha activa.

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  • Lenguaje verbal

Tanto el abogado como el jurista debemos medir y amoldar nuestras palabras atendiendo al interlocutor. Para una persona no jurista no es lo mismo “iuris novit curia” que “el juez conoce el Derecho” – ¡como para explicar la diferencia entre prescripción y caducidad! –. La comunicación es uno de los pilares fundamentales en la carrera jurídica, ya sea para que el abogado consiga la confianza de su cliente, como para poder defenderlo.

Asimismo, hay ocasiones en las que ni nosotros mismos nos entendemos. Por ejemplo, cuando entramos como becarios bisoños en un despacho y los socios con experiencia nos piden una búsqueda, o cuando un abogado o jurista especializado en una materia concreta expone su razonamiento técnico a un abogado o jurista de otra área del derecho. Podemos entender las bases, pero nos costará comprender los detalles concretos.

Aunque los principios básicos de la comunicación nos los enseñan en el colegio – emisor, receptor, mensaje y canal –, la comunicación en el área jurídica no es sencilla. No porque no sepamos qué queremos decir, sino cómo debemos decirlo.

Para entender el Derecho no es necesario embrollarse en un mar de conceptos jurídicos complejos, ya que éste es, en términos generales, una práctica lógica y basada en la realidad que nos rodea. Sin embargo, para saber cómo comunicar una idea jurídica es importante entender la esencia de esta. Por ejemplo, si se comprende en qué consiste la acción pauliana, no debería ser difícil explicársela a cualquier cliente, jurista, o incluso a unos abuelos de forma clara y sencilla.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el tipo de comunicación cuando nos encontramos ante una persona extranjera. Cada vez es más común que un abogado y un jurista deba relacionarse con gente en otros Estados, y la expresión en un país puede variar enormemente si se aplica en otro país.

 

  • Lenguaje no verbal

Además del lenguaje verbal, también nos podemos encontrar con el obstáculo del lenguaje no verbal. Cuántas veces habremos pensado: “esta persona me está mintiendo” o “esta persona me transmite confianza”, pero no por lo que dijera sino por lo que hacía.

Este tipo de lenguaje puede darnos mucha información de la persona con la que estemos conversando. Por mucho que meditemos nuestras palabras, nuestro cuerpo puede ayudarnos a reforzar el mensaje que estamos transmitiendo o puede llegar a causar el efecto contrario. La posición de las manos, los movimientos y la mirada son datos que emitimos y que son percibidos por el interlocutor. La forma de demostrar tranquilidad y seguridad en nuestras apreciaciones refuerzan considerablemente el diálogo y la comunicación.

Aun cuando el lenguaje verbal suene más fuerte, el lenguaje no verbal es el que termina describiendo la comunicación.

 

  • Escucha activa

La comunicación, verbal o no verbal, implica también la habilidad de escuchar a la otra parte. Sin embargo, no es suficiente con oír, sino que se debe escuchar. Dicho con otras palabras, es importante entender lo que dice la otra parte y procesar la información, para después poder llevar a cabo la estrategia concreta.

Esto es igualmente aplicable cuando un abogado se encuentra ante un potencial o actual cliente. Para saber qué quiere y poder asesorarle, es fundamental saber escucharle y, para poder escucharle, es necesario conseguir un ambiente confortable y acogedor.

 

  • Conclusión

Como se ha visto, resulta interesante ver cómo estos tres principios se interrelacionan entre sí – es como la pescadilla que se muerde la cola –: para poder expresarnos, debemos escuchar a la otra parte, y para que ésta se sincere con nosotros, debemos poder generar confianza con nuestro lenguaje verbal y no verbal.

Por tanto, la comunicación es fundamental en todos los aspectos de la vida y singularmente en el mundo del derecho. Si bien es cierto que hay personas que tienen cierta facilidad en todos los tipos de comunicación, ello no impide a cualquier abogado o jurista que pueda aprender a dominarla.

A modo de conclusión, quisiera añadir una breve anécdota. Hace unos días, estaba almorzando con unos amigos en los que su conocimiento jurídico no iba más allá de la serie Suits. De hecho, fue un comentario sobre esta serie el que inició la conversación y que derivó en la siguiente cuestión: en una situación donde una persona ha visto su derecho vulnerado ¿es de justicia que un abogado incapaz de comunicar adecuadamente su argumento ante el juez haga que esta persona pierda el juicio? Es cierto que cada caso tiene sus propias especialidades y que no siempre está claro quién tenía razón o a quién concretamente se había vulnerado su derecho. Pero lo que es seguro es que todo abogado debe saber comunicarse, al menos para la defensa de su cliente.

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