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CURIOSIDADES

Derecho Administrativo. Un enfoque humorístico de esta Rara Avis

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Seamos sinceros, el Derecho administrativo es el eterno odiado de cualquier estudiante de Derecho. Lo más probable es que, cualquier jurista que sienta curiosidad por esta área, se encuentre con caras de extrañeza, espanto y cierta incomprensión hacia su gusto.

De nuevo, seamos sinceros, es mucho más “cool” ser un corporate o finance laywer ¿O no?

 

La especialización en Derecho administrativo

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En primer lugar, el abogado especializado en Derecho administrativo no existe en puridad. El Derecho administrativo es un mar de normas que crece al ritmo de la expansión de la Administración pública. Un crecimiento que recientemente está siendo exponencial en los últimos años.

De ahí que, el abogado administrativo pueda actuar en muchas materias como el Derecho energético, el Derecho medioambiental, el Derecho constitucional, el Derecho farmacéutico, el Derecho expropiatorio, el Derecho de contratación pública, el Derecho de extranjería, el Derecho alimentario, o el Derecho de aguas (entre muchos otros). Existiendo incluso un orden jurisdiccional propio: el “contencioso-administrativo”.

Esta variedad y riqueza, propias del Derecho administrativo, ofrecen un océano de oportunidades laborales. De este modo, el abogado administrativista podrá trabajar (i) como abogado en un despacho de grande, medio o pequeño tamaño, (ii) en boutiques legales de cualquiera de las áreas de especialización, (iii) en empresas cuya actividad se relaciona con la Administración, (iv) en consultorías de empresas con vínculos con el sector público, (v) en organizaciones no gubernamentales y fundaciones, o incluso (vi) tener acceso – con mayor facilidad por materia – a múltiples oposiciones.

 

Cuanto más dura la batalla, más dulce la victoria

Se podría decir que el Derecho administrativo es el derecho más noble de todos. Colindando con el Derecho constitucional, el Derecho público “participa de la grandeza de las causas justas”. Como abogados, los administrativistas se sienten, muchas veces como David contra Goliat, o, en otras palabras, en un partido de fútbol donde se empieza siempre con un gol en contra.

Sin embargo, el Derecho administrativo, en muchas ocasiones, permite la bonita tarea (incluso dentro de la abogacía de los negocios) de la defensa de los derechos del cliente frente a una parte mucho más poderosa: la Administración.

Pues es que, la ausencia de popularidad del Derecho administrativo se deriva – en gran medida – de su complejidad y naturaleza laberíntica. Como a mí me gusta llamarlo, el derecho administrativo es la ingeniería del Derecho. Desde entender la composición de los alimentos hasta el funcionamiento de una planta fotovoltaica, el Derecho público requiere un entendimiento jurídico, técnico, e incluso político de distintos cambios normativos.

Sumado a lo anterior, para analizar casi cualquier cuestión desde la óptica del Derecho administrativo es necesario revisar numerosas normas. Ya que se cuenta con la dificultad añadida de la dispersión normativa en la materia. Imagine contar con normas de 17 comunidades autónomas, 50 provincias, y 8132 municipios, digamos que aquí el código civil…tiene rival, para rato.

Dicho esto, para los apasionados del análisis jurídico, el Derecho administrativo se convierte en un pasatiempo inigualable. Desde luego es complicado aburrirse en esta área del Derecho, pues no hay tarea o día iguales. Además, esta continua diversidad inevitablemente impulsa el crecimiento personal. El derecho administrativo requiere pensar como un estratega, aprender a comprender las derrotas, y el significado del esfuerzo, todo lo que, a mi modo de ver, es esencial en muchos ámbitos de la vida.

 

Además, le guste o no al mundo, el Derecho administrativo es “cool” o al menos, imprescindible

Por otro lado, el carácter expansivo del Estado ha provocado que cada vez más sectores cuenten con regulación administrativa, y que, por tanto, cada vez sean más necesarios abogados con conocimientos en materia pública.

Como ejemplo paradigmático se encuentra el Derecho de la energía, que lidera las operaciones corporativas, alcanzando los 14,7 millones de euros en 2023. Pues, es en los sectores regulados donde se encuentran muchas de la oportunidades del mercado.

Así que, si no le convence la nobleza y la curiosidad del Derecho administrativo, también debe saber que este Derecho es normalmente imprescindible en cualquier operación mercantil. Así, ante momentos críticos en operaciones mercantiles no es extraña aquella voz que grita: «¡Lo que diga Público!»; o la fútil consigna de «¡¿Se puede hacer o no se puede?!»”. En otras palabras, es mucho más probable que una operación de M&A se frustre por falta de una autorización administrativa que por falta de negociación entre las partes. Recordemos, Goliat es un contrincante grande, rígido y nada fácil de convencer.

En definitiva, probablemente los abogados de Derecho administrativo no nos libremos de la etiqueta de “extraños”, pero ¿acaso no hay algo más “cool” que ser esencial?

 

 

Paula Moreno-Cervera de la Cuesta. Estudiante en prácticas en Derecho público en Cuatrecasas. Graduada en Derecho y Relaciones Internacionales. Cuenta con experiencia en derechos humanos, incluyendo una estancia internacional en una ONG de derechos humanos y medioambiente

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