Conecta con nosotros

OPOSICIONES

Cuándo dejar la Oposición. “Lo que me hubiese gustado que me dijeran” (Autor: ex opositor)

todojuristas

Publicado

en

Oposité a judicaturas durante 5 años.

 

Al terminar la carrera no tenía claro lo que quería hacer. Como cualquier egresado de derecho me planteé varias vías para enfocar mi vida profesional. Antes de la universidad jamás me hubiera planteado la oposición, pensaba que no era para mí. Todos hemos escuchado terribles historias sobre lo duro que es el camino de la oposición y, en las antípodas, lo maravilloso que ha sido para algunas personas el haber opositado.

 

banner

Yo pensaba “Es duro, sí, pero sí otros han podido ¿Por qué no yo?”. Al principio no fue fácil, tuve la suerte de dar con un gran preparador, tan exigente como la oposición de judicaturas requiere. Siempre he pensado que los mejores mentores han de ser exigentes, pues solo de ese modo logramos sacar lo mejor de nosotros mismos.

 

Los primeros cantes, que es como se llama en jerga opositora a la exposición oral de los temas, fueron horribles. Esto puede resultar especialmente frustrante cuando se empieza una oposición. Uno no puede evitar pensar que no da la talla, hay que darse unos meses de acondicionamiento. En mi caso me sorprendió gratamente comprobar que, mientras que al principio me parecía imposible exponer los temas en el tiempo correcto, a los pocos meses adquirí la soltura y dicción necesaria para dar temas de calidad.

 

Otro de los miedos a los que cualquier opositor se enfrenta es el de eternizarse. Creo que es esencial, como en mi caso, marcarse unos límites razonables sobre el tiempo que uno quiere estar opositando. En mi caso establecí como límite la media de preparación de la oposición, un dato estadístico que publica la Escuela Judicial cada año y que se encuentra accesible en el siguiente link. En la actualidad el tiempo medio de preparación de la oposición de judicaturas se encuentra en los 5 años y 4 meses.

 

No existe un tiempo adecuado que dedicarle a la oposición. Cada aspirante tiene que valorar su capacidad y sus posibilidades a la hora de decidir sobre continuar en el proceso.

 

Otro aspecto clave a la hora de decidir si empezar o continuar en el proceso de la oposición, es el coste asociado. Desde mi punto de vista la oposición plantea no sólo el coste directo que deriva de la adquisición del material y el pago de la academia o preparador, sino que también se ha de considerar el coste de oportunidad que supone opositar.

 

Mientras opositas, la vida continúa. Las personas de tu entorno progresan laboral y personalmente y es fácil caer en la trampa de compararse. Opino que cada persona tiene sus tiempos y que, una vez terminada la universidad cada uno ha de seguir su camino, pero las personas que se decantan por la oposición suelen tener un perfil altamente competitivo y es fácil sentirse “estancado” a lo largo del proceso.

 

No hay que olvidar que la oposición es una competición. En primer lugar, se compite contra uno mismo y en segundo lugar, contra el resto de aspirantes. Es vital cuidarse mental y físicamente. Es un proceso de larga duración y se ha de tomar como entrenan los atletas de alto rendimiento. Ha de haber un adecuado equilibrio entre la alimentación, las horas de sueño, la actividad física y el estudio.

 

En mi experiencia personal, los meses en que menos rendía eran aquellos en los que descuidaba factores ajenos al estudio. Dedicaba las mismas horas, pero no se aprovechaban igual.

 

Muchas veces me preguntan por qué dejé la oposición. Había conseguido llegar a la última fase, algo que no está al alcance de muchos aspirantes. En mi caso fue algo muy fácil y difícil a la vez. Sentía como que me había “acomodado” en el proceso y que había integrado una serie de dinámicas que no congenian mucho con mi forma de ser. Me considero una persona muy proactiva, extrovertida y sociable, quizá por ello los comienzos de la oposición fueron particularmente difíciles.

 

El punto de inflexión, desde mi punto de vista, fue la declaración del estado de alarma y el confinamiento. Puede resultar paradójico que un confinamiento tenga ese impacto sobre un opositor, pero la incertidumbre sobre la continuidad del proceso junto los demás problemas que todos enfrentamos en aquellos tiempos convulsos, propiciaron el principio del fin.

 

Echando la vista atrás, no me arrepiento de haber opositado. Sí te lo tomas en serio, adquieres un bagaje jurídico increíble y una capacidad de trabajo inmensa. En la actualidad me encuentro cursando el Máster de Acceso a la Abogacía y Procura, necesario para colegiarse, y he firmado las prácticas con un gran despacho. Hay vida después de la oposición.

Artículos relacionados

Últimas entradas

WordPress PopUp Plugin