Bienestar emocional VS Dinero ¿Qué prefieres?

Supongo que la pregunta, dependiendo de la etapa de tu vida en la que estés la responderías de una forma o de otra.

Soy Margarita, y soy abogada, bueno, abogada recién colegiada, pero abogada, al fin y al cabo.

Un breve inciso, y casi un consejo, omito los apellidos porque aparecen en la descripción, pero es importante que os identifiquéis con ellos, al menos en esta profesión. A mí me cuesta hacerlo, no os voy a mentir, pero tus apellidos son una seña de identidad, que te distinguen del resto. Algo que, por sí solo, el nombre no te ofrece.

La salud mental

Después de este paréntesis, mi intención es hablar de salud mental y bienestar emocional, bueno y de dinero, un poco, pero eso ya sabemos que le interesa a todo el mundo. Menos interesante y, sin embargo, mucho más importante es el bienestar emocional. No soy psicóloga, ni psiquiatra, ni tengo ningún estudio relacionado con la salud de las personas así que no voy a hablar desde un punto de vista profesional, sino personal.

El origen

Estudié Derecho por vocación y sin familiares dedicados a la abogacía, ni cercanos, ni lejanos, ni del medio, nadie.

Esto, en principio, iba a ser un problema, escuchaba frases como “¿Y cómo te dio por estudiar derecho si en tu familia no hay nadie?” o “Uy, sin nadie que te ayude, va a ser difícil” Otro inciso, mis padres son ganaderos y toda la vida se han dedicado al campo. Orgullosa, yo de ellos, y ellos de mí.

No podemos olvidar el refrán, y yo lo he oído muchas veces, “el que tiene padrino se bautiza” y es verdad, desgraciadamente, pero la satisfacción de hacerte un hueco en un sector por méritos propios es aún mejor.

¡Problemas!

Aunque el derecho es mi vocación no lo quería ejercer desde el punto de vista del profesional de la abogacía, sino desde la posición del juzgador, ¡yo quería ser jueza!, por eso prepararé oposiciones a judicatura durante 4 años, sí, cuatro años, y entre ellos la pandemia, (2017 al 2021) pero las oposiciones, a la vista está, no salieron bien, bueno, eso es lo que pensaba al principio. Es evidente que no terminé siendo jueza, pero salieron bien, porque soy abogada, y soy otras muchas cosas más gracias a ellas.

Así que sí, soy abogada porque no pude ser jueza.

¡Soluciones!

Cuando digo que gracias a las oposiciones soy abogada y muchas otras cosas más, es verdad, 100%. Soy una persona más consciente y preocupada por mi salud mental, porque sí, son las oposiciones el momento en que yo me preocupé por primera vez y de verdad por mi salud mental, os voy a ahorrar lo que ya sabemos, lo duras que son, el esfuerzo que requiere, la constancia, la dedicación… os voy a contar lo que casi nadie cuenta, después de cuatro años estudiando diariamente, sin apenas descanso, la oposición estaba afectando mi salud mental y mi bienestar y tuve que tomar una decisión.

Decisión que no fui capaz de tomar sola, dejarlo fue muy difícil, mucho más difícil que la propia oposición, y ni os imagináis la decisión de contarlo, por eso necesité ayuda de profesionales, ¡¡¡y fui a terapia!!!, porque sentía el peso del fracaso, la presión familiar, mis preparadores, las explicaciones, la sensación de decepcionarlos a todos fue muy difícil de gestionar, pero ahora sé que formó parte de mi aprendizaje y me hizo una persona más consciente de los límites, sé que puedo identificar mis líneas rojas, y sé que puedo controlarlas, salir, dejarlo.

¿A dónde vamos?

La decisión de ser abogada, sin embargo, fue mucho más fácil, los conocimientos de la oposición me hicieron el camino más fácil, por eso todo lo que hagas, todo lo que estudias,  si lo sabes aprovechar será productivo. El tiempo que inviertas en formación NUNCA es tiempo perdido.

¿Y cómo abogada, qué?

Como abogada, recién colegiada, aun no he sentido que la profesión afecte a mi salud emocional, es pronto aún.

En un futuro podrá serlo, seguramente lo sea, cuando aumenten mis responsabilidades, mi volumen de trabajo, aumentando también mis ingresos, porque creo que el salario de una persona debe ir en función de su responsabilidad, digo -debe ir-, no que vaya siempre y en todos los casos. Pero lo que nunca va a ir es en función de mi salud mental. Desconozco cómo funciona la fórmula, pero si a mayor dinero menor salud mental para mí la respuesta a la pregunta es clara, yo prefiero siempre el bienestar emocional al dinero.