Conecta con nosotros

CURIOSIDADES

Actuación del Abogado con Víctimas de Violencia de Género. Por Mamen Roca

todojuristas

Publicado

en

Mamen Roca Merchán. Abogada de Familia. Experta en cuestiones de género

¿Cómo tratar a las víctimas de violencia de género?

 

Conocer cómo funciona el proceso de la violencia de género, cómo se genera, cómo se mantiene, qué tipos de violencia sufre una víctima y sus hijas/os, cuáles son los efectos en las víctimas y en sus hijas/os, qué consecuencias produce (a menudo causa daños a largo plazo en la salud mental de las supervivientes), las circunstancias que agravan el maltrato (la minoría de edad o discapacidad de la víctima, su condición de extranjera o  su religión, si tienen hijas/os menores…), etc.; influirá significativamente a la hora de comprender muchos de los sentimientos, comportamientos, limitaciones y actitudes de estas mujeres.

 

banner

Sin duda cada caso y cada víctima de violencia de género es única.

Hay muchos tipos de víctimas pero no podemos prejuzgar, aunque exista un denominador común que une todas esas aversivas experiencias.

 

Para empezar, una víctima debe ser tratada con respecto y dignidad, ésa es la base.

Partiendo de esa premisa:

1º. Evidentemente, el espacio, entorno, momento y lugar en que nos entrevistamos con ellas, es, sin duda, importantísimo, ya que no todas acuden a nuestro despacho, donde se pueden sentir seguras y en un ambiente de confidencialidad e intimidad propicios, que no se parece en nada a cuando las asistimos en dependencias policiales o judiciales.

2º. Adaptarnos a la clase de víctima que “entrevistamos”.

Que estas mujeres se encuentren con una mujer Abogada es un plus.

Suelo guiarme por la intuición, la experiencia y las circunstancias que valoro a priori o a lo largo de la conversación.

Me fijo en la actitud de la víctima frente a mí, pues no actuaremos de igual manera si la víctima no se muestra colaborativa o si tiene normalizada la violencia (“mi marido me pega lo normal”).

3ª. Existen técnicas que podemos emplear para lograr que la víctima se sienta más cómoda y aprenda a confiar.

Algunas de ellas pueden consistir en:

  • mirarle directamente a los ojos, no de manera inquisitiva o penetrante, sino de atención.
  • No invadir su espacio vital, sin que perciba una relación íntima o de amistad (suficientemente cercana/o pero que estás para ayudarle profesionalmente).
  • nuestra postura corporal: recta pero no distante, sin cruzar brazos ni piernas.

4ª. Procurar que efectúe una exposición de los hechos fluida sin que se vea sometida a un interrogatorio frío de preguntas y respuestas.

A menudo las víctimas hacen un relato desordenado y aleatorio de sus traumáticas experiencias, debemos extraer la información relevante y centrarnos en los hechos importantes.

Para ello hay que estar muy atenta/o a lo que verbaliza y cómo lo hace, al igual que a lo que no nos cuenta que puede ser más relevante.

En la mayoría de situaciones no disponemos del tiempo suficiente para que todo fluya como debería, pero debemos intentarlo.

Lo que hay que tener muy claro es que nunca se debe interrumpir su relato, y menos de forma abrupta, sí reconducirlo hacia lo que nos interesa: que nos proporcione herramientas sólidas de defensa.

Algunas estrategias que se pueden emplear son:

  • Parafrasear: resumir lo que te ha contado para que compruebe que estás atenta/o y entiendes lo que intenta transmitirte.
  • Reflejar lo que observas: le comprendes y le comunicas cómo la ves (triste, temerosa por su integridad física o la de sus hijas/os).
  • Atender a su lenguaje no verbal: gestos, tono de voz, expresiones.
  • Retroalimentación: resumes lo relatado para que perciba que has escuchado atentamente.

5ª. Siempre respetaremos sus tiempos, sin obligarle a tomar decisiones: no decidimos por la víctima. Podemos comentarle las consecuencias tanto si decide seguir adelante como si no, sin condicionarle.

Si prefiere actuar debemos prepararle para lo que viene, siempre con calma; igualmente, debemos especificarle lo que necesitamos de ella pues resulta positivo implicarle en la preparación de su defensa.

Hacerle saber que estarás a su lado durante todo el procedimiento le consuela y tranquiliza, también acerca de las ayudas o recursos que existen y cómo solicitarlos.

Asimismo, conocer si cuenta con apoyo familiar o de su entorno y evaluar cuál es la situación real de la víctima (económico, psicológico, si dispone de residencia, etc.) puede ser transcendente.

6ª. La colaboración y coordinación con otros Profesionales, Servicios, Instituciones y Organizaciones es primordial: un enfoque interdisciplinar beneficiará a la víctima y complementará nuestra labor.

Evidentemente no somos Psicólogas/os pero sí podemos marcar la diferencia; sólo se trata de aplicar el sentido común que, según Voltaire, “es el menos común de los sentidos”.

Resultan reveladoras las conclusiones de un reciente estudio (2018) de la Universidad de Bristol: “formar a las/los Abogadas/Abogados para brindar apoyo psicológico a las mujeres que experimentan violencia de género y abusos, podría mejorar significativamente la salud de las afectadas”.

A quienes todavía no hayan descubierto estas herramientas u otras similares, les animo a que las conozcan, las practiquen y las usen.

Artículos relacionados

Últimas entradas

WordPress PopUp Plugin